El agua ensimismada (María Zambrano)
El agua ensimismada
piensa o sueña?
El árbol que se inclina buscando sus raíces,
el horizonte,
ese fuego intocado,
¿se piensan o se sueñan?
El mármol fue ave alguna vez;
el oro, llama;
el cristal, aire o lágrima.
¿Lloran su perdido aliento?
¿Acaso son memoria de sí mismos
y detenidos se contemplan ya para siempre?
Si tú te miras, ¿qué queda?
Delirio del incrédulo (María Zambrano)
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas?, sólo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
[Si pudiera, pero hundirme... ]
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
Y que no lo recuerdes. [Era tu gloria.]
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
La hermanilla (Vicente Aleixandre)
Tenía la naricilla respingona, y era menuda.
¡Cómo le gustaba correr por la arena! Y se metía en el agua,
y nunca se asustaba.
Flotaba allí como si aquel hubiera sido siempre su natural elemento.
Como si las olas la hubieran acercado a la orilla,
trayéndola desde lejos, inocente en la espuma, con los ojos abiertos bajo la luz.
Rodaba luego con la onda sobre la arena y se reía, risa de niña en la risa del mar,
y se ponía de pie, mojada, pequeñísima,
como recién salida de las valvas de nácar,
y se adentraba en la tierra,
como un préstamo de las olas.
¿Te acuerdas?
Cuéntame lo que hay allí en el fondo del mar.
Dime, dime, yo le pedía.
No recordaba nada.
Y riendo se metía otra vez en el agua
y se tendía sumisamente sobre las olas.
Violeta (Vicente Aleixandre)
Aquel grandullón retador lo decía
"Violeta." Y una calleja oscura.
Violeta...Una flor...¿Pero un nombre?
Y decía, y contaba. Y el niño chico casi no lo entendía.
Cuando él se acercaba, los mayores no se callaban.
Ah, aquella flor oscura, seductora, misteriosa, embriagante,
con un raro nombre de mujer...
"Violeta"...Y en el niño rompía un extraño olor a clavel reventado.
Y el uno decía: "Fui..." y el otro: "Llegaba..."
Y un rumor más bisbiseante. Y la gran carcajada súbita,
la explosión, casi hoguera, de una como indecente alegría superior que exultase.
Y el niño, diminuto, escuchaba.
Como si durmiese bajo su inocencia, bajo un río callado.
Y nadie le veía y dormía.
Y era como si durmiese, y pasase bajo las aguas buenas que le llevaban.
EJEMPLOS DE CALIGRAMA
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